Autora:PROF. MARÍA JESÚS APOLINARIO APAZA
Docente de la I.E Nº 20395 “Nuestra Señora de Fátima" QUEPEPAMPA - CHANCAY
VI edición de “Gracias a mi pueblo”.
A NUESTROS QUERIDOS ESTUDIANTES
Una vez más, los equipos de Plan Lector y Biblioteca Institucional “Jorge Ortiz Dueñas” se unen para poner en tus manos la VI edición de “Gracias a mi pueblo”.
“Gracias a mi pueblo” sigue viviendo gracias a ti. A tu talento como escritor, deseo de participar, creatividad para narrar estos textos y compartirlos con nosotros.
En este libro encontrarás personajes reales, recordarás algunos hechos donde tal vez fuiste protagonista y también hallarás más información. Palabras nuevas que serán tus mejores retos para provocar en ti, el placer de leer, escuchar y continuar indagando.
“Gracias a mi pueblo” confía en que será tu amigo y confidente. Espera ser compartido en familia. Desea que tú seas el mejor lector o lectora y que difundas las hermosas narraciones que aquí podrás encontrar, como producto del concurso comunal.
Disfruta con nosotros esta VI edición. Desde mi lugar, como autora de este libro, sigo expresando mi reconocimiento a esta tierra generosa, manifestando con aprecio de siempre “Gracias a mi pueblo”
Con afecto
Prof. María Jesús Apolinario Apaza
TRADICIONES Y ANÉCDOTAS DEL CERRO LA CULEBRA
(Texto adaptado de David Ayala Huayta)
Todos los años, en el Cerro la Culebra, se celebra la fiesta de la Santísima Cruz; la misma que es organizada por la hermandad del pueblo; compuesta por las familias San Martín, Changanaquí, Véliz, Mora, Altuna; entre otras.
Hace algunos años, la fiesta era diferente. El sábado decoraban las calles con cadenetas, se hacía el recorrido de antorchas por las noches, había pelea de gallos, etc. En la loza deportiva se deleitaba a la población con orquestas reconocidas como: Fredy Roland o Los Pakines, El domingo había misa, tarde deportiva, baile social y el lunes, la ginkana.
Cuando se renovó la Junta Directiva trajo consigo cambios no tan agradables para la comunidad. El presidente y los demás integrantes reclamaron la Cruz a la Hermandad. Esto generó el rechazo total del pueblo.
La nueva Directiva pidió a la población concentrarse en el peldaño de la Santísima Cruz, ubicada ahora en frente de la capilla, para tratar ese asunto. Sin embargo, no solamente se discutió el tema, sino hubo actos de violencia.
Algunos pobladores de afuera criticaron esta actitud, enfatizando que cómo era posible que los serranos y criollos - yanquis y zapatos- se pelearan por una cruz. Ante esta situación, la vecina Julia Llashag donó una nueva cruz.
Desde aquella fecha, la Directiva y su mayordomo celebran las fiestas la tercera semana de mayo, con banda folklórica, castillo, juegos recreativos, misa y recorrido de la cruz: luego suben al cerro donde se ubica su peldaño. La Hermandad hace casi lo mismo, la semana siguiente; pero a ritmo de cumbia.
LA BURRA LLORONA
(Texto adaptado de Rebeca Navarro)
Hace muchos años, en Quepepampa, vivía Don Manuel Oliveros, un hombre dedicado al campo.
Cierto día, mientras trabajaba sus tierras, se le apareció un animal. Era una burra, estaba gorda y descuidada.
La burra fue hacia él, luego lo pateó fuertemente, causándole un gran dolor.
Don Manuel resistiendo ese dolor hasta más no poder tomó su lampa, la persiguió y golpeó hasta dejarla mal herida.
Al día siguiente, en el camino a su chacra se encontró con una mujer robusta que cojeaba al andar. En sus ojos había furia. Don Manuel casi podría haber asegurado que era la propia burra.
Desde ese momento este vecino escucha todas las noches llorar a la burra como si fuese el lamento de una mujer.
LA HISTORIA DE WENCESLAO
(Texto adaptado de Percy Guerrero Ayala)
Wenceslao era un hombre que vivía renegando de su pobreza. Cierta vez uno de sus amigos le dijo que no era justo vivir así y que debería hacer un pacto con el diablo; pero que tuviese mucho cuidado porque el diablo no olvida y nadie se le escapa.
Fue así que Wenceslao se contactó con el diablo. Él le concedió todo lo que pidió. Wenceslao vivió por varios años rodeado de riqueza, salud y amor; sin embargo, no tomaba en cuenta el paso de los años.
Un día, en sus sueños, el diablo le dijo:-Wenceslao, este 31 de octubre a las 6 de la tarde voy por tu alma. El hombre al despertar corrió a su almanaque y asustado vio que ya era 30. Un día antes de su partida.
Eran las 4 de la tarde del 31 de octubre, Wenceslao estaba muy asustado. La muerte se acercaba con su capa oscura y su guadaña en la mano, Wenceslao al verla tomó un carro; pero la muerte seguía detrás de él.
Desesperado se metió a la peluquería y al salir, creyó que la muerte no lo reconocería. Llegada la hora indicada la muerte dijo fuertemente: -“Ya que no encuentro a Wenceslao me llevo a este pelao”. Wenceslao no logró escaparse de ella.
EL CABALLO SIN CABEZA
(Texto adaptado de Sebastián Monja Huamán)
Se cuenta que hace mucho tiempo un hombre tenía un hermoso caballo. Este amo le colocaba una cadena a su animal, para evitar que se lo roben.
Una tarde, el caballo comía el pasto, muy cerca de la pista. La cadena se había roto. En ese instante una camioneta que se dirigía a Nueva Estrella, lo atropelló.
Algunas personas que caminaban por el lugar, corrieron para prestar su ayuda; pero ya nada se podía hacer. El animal tenía la cabeza destrozada.
A partir de esa fecha, algunos habitantes de Quepepampa afirman que de entre los montes sale un caballo sin cabeza. El pobre animal recorre todo la chacra de su amo. También cuentan haber escuchado ruidos producidos por una cadena al ser arrastrada.
Los vecinos más cercanos afirman que estos ruidos no los dejan dormir y cuando se levantan para ver qué ocurre; simplemente, desaparecen.
LA CREENCIA SOBRE EL NOMBRE “CERRO LA CULEBRA”
(Texto adaptado de Jeison Bello Rosario)
En el Pueblo Joven “Cerro la Culebra” son muchas las creencias que las personas han ido acumulando, en torno al nombre de este pueblo.
Se dice que los primeros pobladores que construyeron sus viviendas se encontraron con muchas culebras, de variados tamaños y colores.
Ante tantos reptiles juntos los vecinos quedaron sorprendidos; sin embargo, no las mataron, simplemente las dejaron huir hacia el cerro. Según sus creencias, el cerro es la madre de todas las culebras.
Antes, las culebras vivían muy cerca de las viviendas. Ahora habitan en la punta del cerro, debajo de las piedras o rocas.
LA LECCIÓN QUE SE APRENDIÓ CON DOLOR
(Texto adaptado de Jeison Bello Rosario)
Como de costumbre, dos vecinos del pueblo se dirigían a la playa, montados a sus respectivos caballos. Cuando estaban en el mejor momento de la pesca, vieron a sus animales abandonarlos y dirigirse hacia el camino de retorno.
En vano fueron sus gritos para detener a los caballos, pues los animales más se alejaban del lugar. Entonces, decidieron compartir los productos pescados; además de los implementos utilizados, para no verse afectados por la carga.
Al retornar al Cerro la Culebra, ambos lamentaban la forma en que habían tratado a sus animales. Ahora comprendían cuánto se habrían cansado, pues lo estaban viviendo.
Al llegar al pueblo se sorprendieron al ver a los dos caballos en el frontis de la casa. Embargados por la emoción, dejaron todo lo que traían y fueron a abrazar a sus animales. Les prometieron cambiar de actitud.
¡CÓMO HAN CAMBIADO LOS TIEMPOS!
(Texto adaptado de Jeison Bello Rosario)
Ciertamente el tiempo no se detiene. El pueblo ha cambiado. Hay quienes afirman que lo pasado fue mejor. Estas son algunos sentimientos que comparten ciertos vecinos del Cerro la Culebra.
Para Rosa Changanaquí trasladarse del Cerro la Culebra hasta Quepepampa era todo un desafío. No había movilidad. Ahora, se cuenta con una Asociación de transportistas que brindan servicio de moto – taxi, cubriendo las rutas Quepepampa – Cerro la Culebra y viceversa. La Asociación de mototaxistas “Los hijos del sol”, brindan un eficiente servicio.
Cuenta Gamaniel Ramírez que cuando él llegó a vivir aquí, los vecinos utilizaban sus lamparines. No se contaba con alumbrado público. El kerosene era el más solicitado por las amas de casa, en las tiendas y grifos.
Abraham Véliz Mora narra que las primeras familias que vivían en el Cerro la Culebra mostraban actitudes respetuosas. El saludo era una norma de convivencia que se aplicaba en todo momento. De igual forma, la honradez era un valor que caracterizaba al pueblo. Los vecinos dejaban a sus animales en la chacra y nadie los tocaba.
EL VELATORIO DE UNA CALAVERA
(Texto adaptado de Geordano Herrera Palomino)
Esta experiencia le tocó vivir hace muchos años a una niña; hoy, la madre del autor del texto.
Se desarrollaba la fiesta de cumpleaños de un miembro de la familia, los niños y niñas participaban de los juegos tradicionales. Disfrutaban de las escondidas, la chapada, el trompo, etc.
De pronto los niños y niñas corrieron hacia una misma dirección, habían visto algo que les llamó la atención. Era una calavera, al parecer la estaban velando. La niña y sus primos se quedaron muy asustados mirando el velatorio.
Entonces corrieron y gritaron:- ¡la calavera! Una y otra vez. Al ver a sus familiares, la pequeña niña les narró lo vivido. Su mamá la consoló, explicándole que no tuviese miedo porque esa calavera era el guardián de la casa de aquel familiar. Cuidaba de los robos, por eso tenían que velarla cada cierto tiempo.
EL DIENTÓN DEL CALLEJÓN
(Texto adaptado de Zécarlos Altuna Cerda)
Un viernes por la noche, Gamaniel y su hermano retornaban a casa. Ellos habían tomado el callejón Augusto B. Leguía, para dirigirse al Cerro la Culebra. El reloj marcaba aproximadamente las 12 de la noche.
Los hermanos divisaron a lo lejos un gran bulto. Mientras más se acercaban, lo veían mejor. Se trataba de una persona. Parecía un hombre ebrio.
El hermano de Gamaniel le tocó el hombro y él, inmediatamente se puso de pie. Los hermanos se quedaron paralizados por algunos segundos. Aquel hombre era muy alto; pero eso no era todo, tenía los dientes tan grandes y manchados de sangre.
Los hermanos corrieron, como alma en pena. Muy rápidamente. Al llegar al pueblo, contaron a sus vecinos sobre lo sucedido, algunos les dijeron que era un alma en busca de víctimas.
DON FORTUNATO Y LA MISTERIOSA MUJER
(Texto adaptado de Gabriel Blas Paulino)
Era un día, como cualquier otro, Don Fortunato conducía su camioneta. A la altura del puente, en Quepepampa, vio a una mujer joven y bella.
Sorprendido y temeroso, se detuvo para preguntarle qué hacía por allí y a esa hora. La mujer le suplicó que lo lleve a Chancay. Don Fortunato accedió, puesto que también se dirigía hacia esa ciudad, para vender sus productos agrícolas.
En otra ocasión, por el mismo lugar, Don Fortunato invitó a la mujer a subir a la camioneta. Era una madrugada nublada y con fuerte lluvia. El buen hombre se despojó de su abrigo y cortésmente se lo entregó.
A partir de ese día, Don Fortunato nunca más la volvió a ver. Intrigado por su extraña desaparición preguntó a quienes vivían por la misma zona, donde acostumbraba dejarla. Tal fue su sorpresa al escuchar que esa mujer había fallecido hace 3 meses. Don Fortunato, incrédulo, decidió buscarla en el cementerio. Al llegar al lugar, halló sobre la tumba una foto. Era la misma mujer que en dos ocasiones había llevado en su camioneta a Chancay. Pero, quedó más sorprendido cuando sobre la cruz encontró aquel abrigo, que una madrugada nublada se lo entregara.
CON EL MUQUI NO SE JUEGA
(Texto adaptado de Coraima Pardavé Llantoy)
En el año 1980, un buen hombre empezaba a laborar en la minera “Colquisiri”, exactamente en un profundo túnel.
Él estaba trabajando, tenía entre sus manos, una perforadora. En ese momento se le apareció un raro hombrecillo. Era el muqui, el duende de la minas. Este duende no tenía pies, sino patas de pato. El hombre se asustó; salió corriendo y gritando porque nunca, en su vida, había visto algo así.
Al día siguiente regresó a su trabajo y nuevamente se le apareció, pero el buen hombre se volvió a escapar. Así pasaron los meses y el inquieto hombrecillo seguía buscándolo. Hasta que esta situación cambió porque él fue acostumbrándose al muqui.
Los trabajadores le aconsejaron a este buen hombre que no tuviese miedo. Sin embargo, le dijeron, que al muqui le gusta que le cumplan. Burlarse de él es sumamente peligroso.
Se sabe que en una oportunidad el muqui reclamó a los trabajadores de la minera “Colquisiri” las ofrendas; sin embargo, ellos no le dieron importancia. Creyeron que se trataba de un juego de niños. Entonces aquel hombrecillo se molestó y los castigó. Por un buen tiempo porforaron la tierra y no encontraron el mineral.
Los trabajadores repararon su falta chacchando coca y dándole las ofrendas que había reclamado, con la finalidad de que les devuelva el oro.
Pasaron varios días haciendo este rito. Los trabajadores no se resignaban a quedarse sin empleo. Hasta que un buen día, cuando uno de los mineros perforaba la tierra, descubrió que salía abundante oro.
Desde aquella experiencia todos los trabajadores de la mina saben que los deseos de este hombrecillo son órdenes. Con el muqui no se juega.
EL HOMBRE CON PATAS DE GALLINA
(Texto adaptado de Juan Bello Bazalar)
Era una hermosa noche de luna llena, Don Luis, un agricultor, se encontraba regando sus chacras. Estaba muy contento. Ya pronto sus tierras le darían buena cosecha.
De pronto, un fuerte dolor de estómago lo sorprendió. Su cuerpo no podía resistir. Decidió retornar a su casa.
Angustiado por llegar lo más rápido posible a su casa, para que su esposa lo lleve al hospital, tomó el camino más corto.
En el camino, respiró aliviado al ver que una persona se encontraba por allí. Aquel hombre se veía misterioso; sin embargo, Don Luis decidió acercársele para pedirle ayuda. Sin embargo, al estar muy cerca de él vio horrorizado que aquel hombre tenía las patas de una gallina.
Don Luis, todavía con un dolor intenso, tomó una piedra; pero cuando se dispuso a arrojársela el hombre con patas de gallina desapareció.
EL CABALLERO NOCTURNO
(Texto adaptado de Fabricio Luna )
Como cada día de la semana, un grupo de trabajadores se dirigían a la minera “Colquisiri”, iban dialogando y haciéndose bromas entre ellos.
De pronto, una carcajada los dejó paralizados. Era un hombre, quien desde su caballo negro se reía a todo pulmón. Su risa ensordecía a todos los trabajadores.
El caballero tenía los ojos brillantes, su mirada era escalofriante y cabalgaba muy cerca de los trabajadores. El temor se apoderó de los mineros y presas del pánico agilizaron los pasos, lo más que pudieron; sin embargo, el caballero hacía lo mismo, burlándose de ellos.
Entonces, los hombres comenzaron a gritarle palabras soeces, al mismo tiempo que le lanzaban piedras. Minutos después el caballero nocturno desapareció.
Al llegar a la mina, los trabajadores contaron a sus compañeros sobre lo sucedido. Algunos de ellos les dijeron que era el diablo, probablemente en busca de un pacto para atrapar a gente trabajadora e ingenua.
EL DUENDE EN EL ÁRBOL
(Texto adaptado de Sofía Alejandra)
Una mañana primaveral, una niña jugaba con su pelota en la loza deportiva de Quepepampa.
La pelota cayó muy cerca de un árbol. La niña corrió para recogerla, pero un niño bajito, vestido como un payasito se lo impidió.
Era el duende, quien se había apoderado de la pelota. Lo extraño era que solamente ella lo veía, los demás niños que jugaban allí no lograban verlo por más que se esforzaban.
La asustada niña llamó a su mamá, ella sí podía distinguirlo. La madre agarró la pelota, luego le dijo a su hija que no debe tener miedo. Los duendes no hacen daño solamente les gusta jugar con los niños y las niñas.
EL HOMBRE DE NEGRO
(Texto adaptado de Brandon Espinoza)
Hace tiempo, el Centro Poblado de Quepepampa era un caserío con pocos habitantes. Por allí pasaban los rieles del tren que unía Chancay a Huaral.
Una vez, a la medianoche, cuando algunos agricultores regresaban a sus casas luego de regar sus sembríos vieron pasar a un extraño hombre por los rieles del tren. El hombre se dirigía a Chancay.
En otra ocasión, afirman otros vecinos, que este mismo hombre al caminar por los “Pacaes” aumentaba de tamaño. ¡Era un gigante!
Se comentaba que el hombre de negro era un alma perdida, también se dice que no encontraba la paz en su alma; es por eso que cada medianoche aparecía por esta zona.
EL DUENDE EN LA HIGUERA
(Texto adaptado de Kiara Campos Vidal)
Se cuenta que, como de costumbre, una conocida vecina se dirija a su trabajo muy temprano. Por el camino siempre contemplaba una hermosa higuera.
Un día al retornar de su trabajo tuvo un especial antojo. Comer uno de los sabrosos higos. No se detuvo a la tentación de arrancar uno de ellos. El higo estuvo delicioso.
Un pequeño hombrecito que la observaba, sentado en la rama de aquel árbol, la miraba con una risa pícara. Era un duende vestido con un traje de colores fuertes.
La mujer no tuvo miedo, sin embargo, comentó a sus amistades sobre lo que había vivido.
Los vecinos le dijeron que a los duendes les gusta cantar, saltar y hacer bromas. Ellos viven en los montes, árboles y bosques. Se alimentan de frutos, de manera especial de los higos.
UN FANTASMA EN CASA
(Texto adaptado de Aracely Chauca Ponce)
Aquel día, mamá Chía, aprovechando que sus hijos habían descuidado la tienda, como en algunas otras ocasiones, ingresó a la casa sin hacer ruido.
Ya en el dormitorio, cogió una sábana blanca con la que se cubrió desde la cabeza hasta los pies. Avanzó hasta la sala donde sus nietas jugaban con las muñecas. Al ver aquella figura fantasmal las niñas empezaron a gritar: -¡Papá, un fantasma!
El furioso padre, quien en ese momento se encontraba bañándose, salió a toda prisa, dispuesto a golpear al falso fantasma con un palo.
Fue entonces que la dulce abuelita muy avergonzada se quitó las sábanas ante la sorpresa de la familia. Luego de pedir disculpas a todos, de manera especial a sus nietas, confesó que lo hizo con la finalidad de que no volviesen a descuidar la tienda.
LA MUÑECA ESPERADA
(Texto adaptado de Rocío Veliz Portales)
Mélani era una niña que a sus seis años de edad no tenía una muñeca con la cual poder jugar.
Cada vez que la pequeña pasaba por una tienda de juguetes se quedaba fascinada de ver las más bellas muñecas en la vitrina.
Un día, su madre la llevó al estadio, allí se realizaba un evento artístico con motivo del aniversario del pueblo donde vivía. Al ingresar al lugar Mélani escuchó que se vendían rifas y que el premio era lo que ella más deseaba. Una linda muñeca. Con mucho esfuerzo, su madre le compró un boleto
La hora de la rifa llegó, Mélani acarició su boleto. Luego de escuchar su número saltó de emoción. Su madre le dijo que no era casualidad ni mucho menos suerte, sino la voluntad de Dios. Él escucha a sus hijos. No los olvida.
EL AMIGO SERENO
(Texto adaptado de Luis Trujillo Jacinto )
A la edad de tres años, Luis vivía en Huacho con su familia. A su madre le gustaba llevarlo al mercado. Quería que el niño conociera los sectores que tiene este lugar, aunque a él poco le agradaba esta idea.
Un día, como siempre, Luis fue con su mamá al mercado. Esta vez la madre llevaba a la hermanita en sus brazos. Esta situación incomodó al niño y una vez más empezó a renegar.
Luis se soltó de la mano de su madre, quien no se dio cuenta porque también llevaba la canasta de los víveres comprados. De pronto se dio cuenta que se había alejado por completo de su madre, afortunadamente un miembro del Serenazgo que lo había observado dio aviso por la radio.
Al instante apareció su madre, ansiosa de ver a su pequeño. Los dos agradecieron al amigo sereno.
LA NIÑA Y LA PLAYA
(Texto adaptado de Angélica)
Angélica, vivió por cinco años en la región andina. Hace un año sus padres decidieron venir a la Costa. Al principio, la niña no aceptó la idea de abandonar su pueblo, los amigos, la escuela y todas las maravillas de la Sierra.
Había leído en su libro de Personal Social sobre el mar de Grau; por eso, no dudó en pedirle a su papá que al llegar a Chancay la lleve a conocer la playa.
El padre de Angélica no tenía tiempo. Su trabajo de guardián del establo se lo impedía. La madre, cuidaba a su pequeño hijo. Sin embargo, siempre le prometían que la llevarían a la playa.
Un buen día, Angélica cumplió su sueño. Conoció la playa. Allí jugó con la arena y el agua; construyó hermosos castillos de arena y comprobó que lo descrito en el texto del MINEDU era cierto.
EL CABALLO DE PASO
(Texto adaptado de Keysi Moriya Monteverde)
Tener un caballo era el sueño de un humilde joven. Por eso, Artemio había decidido ahorrar de sol en sol.
Un domingo, con el dinero en el bolsillo salió a comprar su valiosa joya. Por fin tendría a su caballo.
El dueño le mostró el ganado. Artemio decidió por uno en especial. En el camino, observaba que su animal tenía un andar muy especial. Era un caballo elegante.
El joven, inquieto por saber qué ocurría con su caballo, consultó a los especialistas en estos animales. Entonces le dijeron que había adquirido un hermoso caballo de paso. Artemio, motivado por el tema investigó en la biblioteca “Jorge Ortiz Dueñas” de su antigua escuela.
Una mañana, al leer un aviso, se enteró de que en el centro poblado de Quepepampa, donde había comprado su hermoso caballo, se realizaría un concurso de caballos de paso. Artemio inscribió al suyo.
Al llegar a su casa, Artemio le dijo a su caballo: - Esta es tu oportunidad “Coqueto”. Esa tarde lo preparó para la competencia.
Aquel domingo “Coqueto” se veía radiante. Su hermoso traje de caballero quepepampino captaba la mirada de todo aquel que lo observaba. El animal había heredado la elegancia.
Ya el jurado tenía los resultados, Artemio rogaba con devoción al Señor de los Milagros. De pronto, se anunció: -¡El ganador es “Coqueto”! Artemio, de rodillas agradeció al Padre por este milagro de octubre. Muy contento se acercó a la cajera para reclamar su dinero.
El joven decidió donar una parte del dinero ganado a la comisión responsable de la actividad, pues se había enterado que al día siguiente se realizaría la chocolatada para los niños y niñas del pueblo de Quepepampa.
Con el dinero restante, mejoró su casa, compró sus víveres para el mes y la ropa que tanto le faltaba. No se olvidó de ahorrar en el banco.
EL NIÑO SOÑADOR
(Texto adaptado de Stéfano Ramírez Uribe)
Edwar era un niño que disfrutaba contando sus sueños a los compañeros de la escuela.
Una tarde, después de hacer las tareas, Edwar reunió a sus amigos del barrio para contarles que había soñado con la torre Eiffel de Paris. Los amigos escuchaban muy atentos cómo el niño narraba sus sueños.
A partir de ese sueño, Edwar sintió deseos de aprender sobre la construcción de esta hermosa torre.
El niño preguntó a su madre cómo podía hacer para viajar a Paris. Ella le dio el mejor consejo:- Hijo mío, todos los sueños se podrás realizar si perseveras en el estudio.
LA NIÑA Y SUS GATITOS
(Texto adaptado de Sharelly Diaz Grados)
Chabely criaba dos lindos gatitos, apenas habían nacido hace algunos días. Los animalitos eran atendidos por esta niña.
Su tía, quien era vecina suya también tenía dos mascotas. Eran perros bravos.
Un día alguien dejó la puerta abierta y los dos gatitos salieron de casa. Los perros que estaban muy cerca, corrieron y de inmediato hicieron de las suyas. Cuando la mamá salió a ver a los animalitos vio una mancha de sangre en el piso. Los dos gatitos habían sido mordidos.
Al llegar Chabely de la escuela, solamente encontró a uno de sus gatitos. La niña lloró desconsoladamente luego de enterarse sobre lo sucedido. Había perdido a uno de sus gatitos.
EL MEJOR REGALO DE DIOS
(Texto adaptado de Cristina Castillo Saavedra)
Para Cristina, el mejor regalo que ha recibido de Dios es su familia.
La niña ha aprendido a realizar las tareas domésticas. Ella limpia, ordena y cocina. Su mamá se esmera en esta enseñanza.
Cuando se sientan a la mesa, para consumir los alimentos, el padre de Cristina comparte aprendizajes con ella. Ambos dialogan sobre los temas de la escuela. De manera especial, le toma las tablas de multiplicar. Cristina disfruta de tener un maestro en casa.
Los padres de Cristina la orientan y aconsejan siempre. Ellos esperan que algún día su pequeña pueda llegar a ser la profesional que ella sueña. Cristina se siente feliz por el inmenso regalo que Dios le ha dado. Tener una hermosa familia.
TODO POR AMOR AL MERENGUE
(Texto adaptado de Luis Moreno Castillo)
Durante la etapa de la adolescencia, a la maestra Liliana le gustaba bailar el merengue. En todas las actividades que la escuela promocionaba ella quería participar a través de ese baile dominicano.
Sus padres enterados del gusto de su hija, la encerraron en su habitación, creyendo que así se le alejaría el talento artístico. Esta situación deprimió a Liliana.
Con el transcurso del tiempo, los padres de la adolescente recapacitaron. Ver a su hija deprimida les causaba un gran dolor.
Cierta fecha, en la ciudad donde ella vivía se organizaba un concurso de merengue. Liliana convenció a sus padres para que la inscribieran. Así fue. Liliana no solamente participó, sino que ganó el primer lugar. Sus padres quedaron convencidos de que su hija amaba el merengue.
ORGULLOSA DE SER MUJER
(Texto adaptado de Wilmer Shicshi Trejo)
La madre de Wilmer es una mujer coraje. Una persona que no se detiene ante nada. Los problemas son oportunidades para demostrar que sí se puede salir adelante.
Paulina es la madre de Wilmer; ella sale de casa muy temprano, a su trabajo.
Su esposo fue atropellado por un auto hace algún tiempo. Este accidente lo ha limitado en su desplazamiento. No puede hacer las actividades que antes hacía.
El esposo de Paulina trabaja en la casa, haciendo las labores domésticas; cocina y alimenta a los animales. Él desea poder contribuir mejor, como lo hacía antes.
Paulina, comprende a su esposo y lo alienta para que no se desmotive. Ella ama a su familia y está orgullosa de ser mujer.
APRENDIENDO DE LA COMUNIDAD
(Texto adaptado de la producción colectiva del Primer Grado “C”)
Para los niños y niñas del Primer Grado “C” recorrer la hermosa comunidad donde muchos de ellos viven, resultó una maravillosa experiencia. Aprender sobre la riqueza de la comunidad desde el aula, no es lo mismo que aprender en la comunidad.
En los libros se puede encontrar una variedad de información. Se aprende de la agricultura, las vacas, los caballos, el agua, el suelo, el aire, etc. La lectura deja ser libres, hace posible imaginarse como habrá sido el origen del pueblo.
Sin embargo, recorriendo el pueblo se aprende a comprobar que lo escrito en los libros es verdad. En el pueblo se conversa con los trabajadores de la comunidad, se puede tocar los productos que en los libros se mencionan, se compara el tamaño de las chalas, se averigua el costo de los productos agrícolas, se juega con las hojas de los árboles. Recorrer el pueblo ha sido aprender jugando.
LA MOLADORA
(Texto adaptado de la producción colectiva del Primer Grado “C”)
En el recorrido por el Pueblo Joven “Nueva Vida”, los niños y niñas encontraron a un vecino trabajando con la moladora.
Luego del pedido que le hicieran los estudiantes con respecto a una breve explicación sobre la herramienta que utilizaba; él, muy gentilmente, accedió.
El vecino Jesús les explicó a los niños y niñas que a la moladora también se le conoce como amoladora o muela. Es un motor eléctrico que sirve para cortar varillas de fierro, también sirve para afilar el serrucho, machete y hasta tijeras para podar.
El vecino les indicó que si algún día llegaran a utilizar esta herramienta, primero deberán protegerse los ojos con gafas adecuadas. Así, evitarán que se incrusten partículas metálicas en los ojos.
Antes de que los estudiantes se retiraran del lugar, el buen vecino hizo una demostración sobre el uso de la moladora.
APRENDIENDO SOBRE LOS SURCOS
(Texto adaptado de la producción colectiva del Primer Grado “C”)
En aquel recorrido por las chacras del pueblo de Quepepampa los niños y niñas del Primer Grado “C” visitaron a los amigos campesinos. Aquellas personas que con mucha pasión, entregan su esfuerzo a las labores agrícolas.
El vecino que los atendió, les explicó que el surco es la hendedura o raya que el arado abre en la tierra. También les dijo que él siembra chala para alimentar a los cuyes.
Aquel campesino, les contó que sus caseras lo buscan porque vende cada surco de chala a precio cómodo. Al alcance de los demás.
Cada surco tiene un precio diferente. Aquel donde las chalas son pequeñas se vende a diez nuevos soles. En cambio, el surco de chalas grandes cuesta quince nuevos soles.
Los estudiantes motivados por este aprendizaje se despidieron del amigo campesino.
¡QUÉ VACAS!
(Texto adaptado de la producción colectiva del Primer Grado “C”)
Llegar a aquel establo del pueblo resultó una verdadera maravilla. Los niños y niñas no dejaban de contemplar a las vacas.
En la entrevista al capataz, persona encargada de administrar el establo, les explicó que en el establo las vacas se encuentran clasificadas por tamaño y producción.
Algunas vacas estaban descansando, luego de haber sido alimentadas. Se pudo ver que no todas tienen la piel manchada hay vacas de color negro. Muchos de los estudiantes pensaron que se trataba de toros. Entonces, confundidos, empezaron a gritarles: - ¡ole!
El capataz les explicó que estas vacas producen una buena cantidad de leche gracias a la alimentación que reciben por parte de los trabajadores. También tienen la atención del veterinario.
Finalmente les recordó que la vaca es la hembra del toro, que es un animal mamífero y que su carne es rica y nutritiva.
EL PESCADOR
(Texto adaptado de la producción colectiva del Primer Grado “C”)
En este recorrido, los niños y niñas no llegaron al puerto; sin embargo, hallaron a un trabajador de la comunidad. Se trata de un joven pescador.
Los niños y niñas, inquietos por saber más sobre los productos que llevaba en aquella canastita comenzaron a hacerle una lluvia de preguntas. Más y más preguntas.
El joven pescador, para explicar sobre su trabajo, tuvo la genial idea de sacar una lorna. Les explicó que entre los puertos de Chimbote y Pisco abundan estas especies. También expuso que para capturarla era necesario utilizar redes de tipo cortina denominada “ lornera”.
Uno de los niños complementó el tema explicándole al joven pescador que debería haber mayor responsabilidad en la pesca; no se debería extraer aquellos peces pequeños, puesto que son las crías. La maestra felicitó al niño ya que este aprendizaje se dio en una de las clases de Personal Social, en el aula.
EN LA CASA DEL SEÑOR
(Texto adaptado de la producción colectiva del Primer Grado “C”)
Todos los lunes y viernes, la familia fatimina se reúne en el patio principal de la escuela para dedicarle unos minutos al Señor.
Se aprovecha este tiempo para rezar, cantar, hacer peticiones y promesas. Bajo la conducción de la profesora Cilda, la ceremonia resulta mucho más emotiva.
Esta vez ha sido diferente, los estudiantes del Primer Grado “C” han visitado la capilla de la comunidad. Aquella casa del Señor donde se encuentra una profunda paz.
Jems y Náthali, en la capilla, se arrodillaron para pedirle a Dios Padre por la paz y el amor entre todos los peruanos.
UN MUNDO MEJOR
(Texto adaptado de la producción colectiva del Primer Grado “C”)
Mucho se comenta sobre el conflicto que existe en el Cerro La Culebra, entre dos grupos, a consecuencia de la celebración de la Santa Cruz.
Para los niños y niñas del pueblo, el problema entre la “gente grande” no interfiere entre ellos; pues comparten un mundo de armonía, como debe ser. Son conocedores de su realidad; pero no permiten que esto les afecte, ni dañe la gran amistad que hay entre ellos y ellas.
Si los adultos aprendieran a tratarse como niños; entonces se construiría un mundo mejor.
¡A LAVARSE LAS MANITAS!
(Texto adaptado de la producción colectiva del Primer Grado “C”)
Muchas veces se ha brindado, en el aula, charlas a los estudiantes sobre la importancia del lavado de manos.
En aquel recorrido por el pueblo, se visitó la Posta Médica del Cerro La Culebra. En esta ocasión los niñas y niños fueron atendidos por las enfermeras, quienes les explicaron a través de láminas, la importancia del lavado de manos.
Los estudiantes tuvieron la magnífica oportunidad de preguntarle a la profesional de la salud sobre diversos temas, de manera especial sobre las enfermedades que pueden adquirir si no toman las medidas preventivas de higiene.
Al dejar la Posta Médica, la enfermera les obsequió un tríptico ilustrado.